La Patagonia cubre un tercio de Argentina y cuenta más ovejas que personas, lo que la convierte en la séptima potencia de producción ovina del mundo. En este paisaje adusto, seco y ventoso, el horizonte sólo se interrumpe por las «estancias» de los enormes latifundios cuyos propietarios se conocen popularmente como los «señores de oro blanco».
Este reportaje es la historia de un modo de producción al que la globalización y el turismo de masas ha puesto fecha de caducidad.
Fotos: Alejandro Sala