Llegan a España huyendo de la miseria en busca de un futuro más próspero. Abandonan hijos y maridos a los que mantienen enviando parte de su sueldo por un trabajo que a menudo supone un descenso de su categoría laboral. La imagen de una extranjera al cuidado de nuestros hijos o ancianos es más habitual cada día. No así la justicia con las que se las trata.
Texto: Félix Merino / Fotos: Oriol Clavera
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