Catalunya rural

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Para millones de españoles, Cataluña es un alegato de modernidad. Pero por sorprendente que parezca, todavía hoy existe una Cataluña del arado y las masías. En este reportaje realizamos un recorrido transversal por la Cataluña más oculta y menos poblada.

Barcelona y Cataluña se confunden como dos barrios de una misma ciudad. Existe una Cataluña reinaugurada un par de veces por siglo, o lo que es lo mismo una Barcelona fastuosa donde se dieron cita las grandes exposiciones, los artistas y los escritores internacionales, un lugar por donde diariamente discurre una masa atontada de turistas que se sorprenden al tropezar con un pedazo del último Londres o un soplo de quién sabe que ciudad de metacrílato y acero sita al otro lado del atlántico. No obstante, a los pies de las Alberas no todo son torres forradas de vidrio, barrios con edificios inteligentes, grandes fábricas con los últimos adelantos a mayor gloria de la productividad, fachadas con regusto parisino, soberbios puentes o tugurios de diseño con paredes color naranja y mostradores montados sobre una pecera llena de plantas tropicales. Detrás de todo esto, existe también la Cataluña “pequeña” de Josep Pla, la de las comarcas y la de los sábados de mercado. Ese país “severo, fragoroso y áspero” que dejó escrito mil veces el ampurdanés.

Texto: Joan Colom
Fotos: Tino Soriano
45 fotos color / 1.567 palabras

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